Homilía del Tecer Domingo del Tiempo Ordinario
Dios te está llamando. Dios te está llamando aquí y ahora. ¿Cómo respondes?
Poco a poco, Dios te está llamando a un nuevo amor. Una nueva alegría. Una nueva paz. Una nueva paciencia. Una nueva bondad. Una nueva fidelidad. Una nueva esperanza. ¿Cómo responderás?
Para responder esa pregunta, echemos un vistazo más de cerca al llamado de Jonás y al llamado de Andrés y veamos qué podemos aprender sobre nuestra propia llamada.
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Cuando Dios llamó a Jonás por primera vez, Jonás huyó. Subió a un barco y navegó hacia Tarsis. El barco estuvo plagado de tormentas. Los marineros arrojaron por la borda toda la carga sólo para mantenerse a flote. Gritaron: “¿Por qué Dios nos hace esto?” Jonás respondió: “Dios está hacienda esto porque no respondí a su llamado”. Luego los marineros arrojaron a Jonás por la borda.
Un pez grande se tragó a Jonás. Permaneció en el vientre del pez durante tres días. Los peces lo escupieron en la orilla de Nínive.
Dios llamó a Jonás por segunda vez. Jonás respondió al llamado y llevó el mensaje de Dios al pueblo de Nínive. Salvó a miles.
Dos lecciones. Uno. Cuando Dios llama y huimos, la vida se vuelve muy difícil. La vida se vuelve difícil no sólo para nosotros, sino también para las personas que nos rodean. Dos. Cuando respondemos al llamado de Dios, Dios puede enviar un diluvio de gracia al mundo a través de nosotros. Jonás pudo salvar a miles de personas.
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El llamado de Andrés y Simón también contiene algunas lecciones importantes. Ellos habían oído que Juan el Bautista había sido arrestado y entregado a las autoridades para probablemente torturarlo y matarlo. Teniendo esto en cuenta, escuchan plenamente el impacto de las palabras de Jesús.
“Se ha cumplido el tiempo.” Juan se ha ido. Jesús está asumiendo el mensaje.
Para Andrés, imagino que no será una sorpresa. Las Escrituras no lo dicen, pero sería fácil especular que Jesús había pasado muchas veces durante sus treinta y tres años de vida. Puedo imaginar muchas discusiones en fogatas sobre el reino de Dios. El reinado de Dios restaurará la justicia para los oprimidos, la libertad para los cautivos, la esperanza para los desesperados y una paz más allá de toda comprensión. Puedo imaginar la esperanza que trajo a estos pescadores pobres y oprimidos.
“Se ha cumplido el tiempo”. Hay dos palabras en griego que se traducen “tiempo”, Chronos y Kairos. Chronos significa tiempo cronológico en un reloj o calendario. Kairos es un momento lleno de significado. La palabra en el evangelio es Kairos. Es un momento que lo cambia todo. Un nacimiento. Una muerte. La pandemia. Jesús dice: “Se ha cumplido el Kairos”, el momento en el que Dios comienza a poner del revés un mundo al revés.
Jesús continua: “El reino de Dios ya está cerca”. Lo que era desesperado ahora parece posible, no solo en el mundo, sino también en la pesadez de la vida de la gente. Hay un futuro libre del dolor del pasado y los pecados del pasado.
Jesús continua con el mantra de su primo Juan: “Arrepiéntanse y crean en el evangelio”. Repentirse en griego es metanoia. Metanoia no significa arrepentirse de sus pecados, como comúnmente pensamos en la palabra. Significa cambiar. … Específicamente, para cambiar tu corazón. Arrepiéntete. Cambia tu corazón.
Asimismo, “creer” no significa consentimiento intelectual. Significa comprometer tu vida con esta creencia.
Esto es lo que Andrés pudo haber escuchado decis Jesus: “Se ha cumplido el Kairos. El reino de Dios ya está cerca: un reino que restaurará el orden de Dios en el universo. Cambia tu corazón y compromete tu vida a esta Buena Nueva”.
Jesús dice las palabras que Andrés había estado esperando y tal vez temiendo: “Síganme…” Si soy Andrés, no me levanto inmediatamente. Aprieto los nudos de mis redes. Busco más agujeros que tapar y reflexiono sobre lo que debo hacer.
Andrés abandonó su red y siguió a Jesús. ¿Podría?
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Jesús te llama, aquí y ahora.
Jesús te está llamando desde tus redes para que le sigas. Él te está llamando de tu nudo de miedo a una red de nueva amor. De tu nudo de desánimo a una nueva alegría. De la ansiedad a una nueva paz. Del egoísmo a una nueva generosidad. De la duda a una nueva fe. Del nudo de la desesperación a una red de nueva esperanza.
Aquí mismo, ahora mismo Jesús te dice: “Se ha cumplido el Kairos en tu vida. El reino ya está cerca. Poco a poco, cambia tu corazón y compromete tu vida a las buenas nuevas. ¿Me seguirás?”
Si dices que sí, serás como Jonás, y permitirás que la gracia de Dios fluya a través de ti hacia el mundo que te rodea, y tú también te convertirás en Pescador de hombres.