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Sé un santo. ¿Qué más hay ahí?

Pregunta: ¿Estás siendo llamado por el Señor? Respuesta: ¡Sí!

Pregunta más importante: ¿A qué estás llamado a ser? Respuesta corta: Estás llamado a ser santo.

Cada persona va a vivir esta llamada un poco diferente – algunos como un hombre de negocios, una enfermera, un electricista, un maestro, una madre. Eso no cambia la naturaleza fundamental de la llamada. Estás llamado a ser un santo.

Patrick Coffin, el anfitrión del programa de radio y podcast Catholic Answers, cierra sus programas con este comentario de despedida. Sé un santo. ¿Qué más hay ahí?”

La próxima vez que enfrentes una situación difícil, permite que estas palabras guíen tu próxima respuesta. Sé un santo.

Estás llamado a ser un santo, cada momento de cada día. Cuando te enfrentas a compañeros de trabajo difíciles o tienes una discusión familiar en casa, sé un santo. Cuando camines por los pasillos de la escuela o te acuestes en tu lecho, sé un santo. Donde quiera que estés, la llamada no cambia. Aquí. Ahora mismo. Dios te llama a ser un santo.

Estas dos preguntas nos llevan a una tercera pregunta: ¿Cómo? ¿Cómo puedo ser un santo? ¿Cómo responde un santo a las dificultades y desafíos de la vida? La respuesta está en la lectura del evangelio de hoy. Jesús comienza su Sermón del Monte con ocho bienaventuranzas. Estas bendiciones podrían ser tituladas “El pequeño manual de instrucciones de Dios para los santos”.

En este manual de instrucciones, Jesús dice: “Dichosos los pobres. Dichosos los mansos. Dichosos los misericordiosos. Dichosos los limpios de corazón. Dichosos los pacificadores.”  Podríamos incluso cambiar la palabra ‘dichoso’ con la palabra ‘santo’. “Santos son los que trabajen para justicia.” Estas son características muy claras de un santo. Cada bienaventuranza contiene hábitos que podemos poner en práctica hoy.

Ser santo significa centrarse en estas bienaventuranzas.

Las bienaventuranzas son bendiciones que nos vienen de Dios. Dios no puede llenarnos con estas bendiciones si estamos llenos de nosotros mismos.~

Dos preguntas: ¿Estás llamado? Sí, Dios te está llamando.  El segundo: ¿Qué es lo que Dios te llama a ser?  Estás llamado a ser un santo.  ¿Qué más hay ahí?


Bienaventuranzas

Dichosos los pobres de espíritu,
porque de ellos es el Reino de los cielos.

Dichosos los que lloran,
porque serán consolados.

Dichosos los sufridos,
porque heredarán la tierra.

Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia,
porque serán saciados.

Dichosos los misericordiosos,
porque obtendrán misericordia.

Dichosos los limpios de corazón,
porque verán a Dios.

Dichosos los que trabajan por la paz,
porque se les llamará hijos de Dios.

Dichosos los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos es el Reino de los cielos. (Mt 5:1-12)