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Tres Regalos que Jesús Dio en el Cenáculo

Homilia para la Tercera Domingo de Pascual

Jesus les dijo a los discipulos: “La paz esté con ustedes”. Pero ellos estaban desconcertados y llenos de temor. (Lc 24:37)

Paz. Presencia. Entendemiento.

Cuando Jesús se apareció a los discípulos, estaban descondertados y llenos de temor. Es posible que hayan estado pensando en los horrores de la cruz y la amenaza de que ellos serán los siguientes. Pasaron de este estado de temor a proclamar con valentía la resurrección al mundo. Pasaron de ser temerosos a ser valientes. ¿Qué les dio durante esta aparición que provocó el cambio dramático? Jesus les dio tres cosas: Paz. Presencia. Comprensión.

Con estos tres regalos cambiaron el mundo. Estos son también tres regalos que Podemos darnos unos a otros para continuar el mensaje de la resurrección: él vive, yo vivo en él y él vive en mí.

Primero: la paz. Es la primera palabra que dijo Jesús después de entrar en la habitación. Los discípulos pensaron que estaban viendo un fantasma. Jesús sintió su ansiedad y dijo: “La paz esté con ustedes”. La paz permitió a los discípulos pasar de estar “temor” a “alegria”, de dudar a entendimiento.

¿Cómo podría cambiar la situación si tu y yo primero invocamos la paz de Cristo? En medio de una discusión, imagínese irradiar una Presencia pacífica. Respire profundamente unas cuantas veces, diga en silencio “La paz esté con tu” y cuando necesite hablar, hable en voz suave, baja y lenta.

Jesús resucitado entró en una habitación llena de miedo y pena, duda y desesperación. Sus primeras palabras en esta tensa situación fueron “La paz esté con ustedes”. Las personas que viven la resurrección también entran en una situación tensa con las mismas palabras. “La paz esté con ustedes.”

El Segundo regalo que Jesús resucitado dio a los discípulos es la Presencia. Él vino a ellos. La escritura dice, “Se presentó Jesús en medio de ellos.” Él apareció en carne y hueso. Los invitó a tocarlo. Comió con ellos un trozo de pescado asado. Su encuentro fue personal, incluso se podría decir íntimo. Jesús estuvo presente para ellos como persona, pero también presente para sus necesidades, sus emociones y sus dudas. “Miren mis manos y mis pies. Soy yo en persona. Tóquenme.”

¿Cómo podría cambiar una situación si tú y yo modeláramos la misma Presencia que Jesús? A veces es demasiado fácil hacer las cosas de forma remota, lo cual está bien, pero a veces también significa de forma impersonal. Así como Jesús vino en medio a los discípulos, nosotros podemos acercarnos a los demás. Podemos estar en medio de ellos. Jesús afirmó su Presencia y dijo: “Tóqenme… yo estoy contigo”. Jesús miró dentro de sus corazones y leyó sus emociones. Estar presente para otro significa escuchar ambas palabras, ver el lenguaje corporal y mirar dentro del corazón.
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La tecera regalo es comprensión. Con paz y presencia, llegó la comprensión. Jesús vio sus dudas, y sondea en busca de una comprensión más profunda. “¿Por qué se espantan? ¿Por qué surgen dudas en su interior?” Entendió lo que estaban sintiendo. Después de comprender el estado emocional de los discipulos, “abrió sus mentes” para profundizar su comprensión de los acontecimientos.

¿Cómo podría cambiar una situación si tú y yo modeláramos el mismo deseo de comprender a otra persona? Podríamos hacer esto explorando los sentimientos y emociones más profundos. “¿Por qué estás preocupado?” Podemos poner en práctica la oración de San Francisco: “Oh Maestro, concédeme no tanto buscar ser comprendido sino comprender”.

Como discípulos, hemos venido al Cenáculo aposento alto que llamamos Misa. Es posible que hayas venido con algo de miedo, dolor e incertidumbre. Has escuchado a Jesús proclamado en las Escrituras y pronto verás a Jesús al partir el pan. Puede que haya varias razones por las que haya venido aquí, pero la primera de la lista es experimentar la paz de Dios, la presencia de Jesús y la comprensión del Espíritu Santo. Viniste para recordarte a ti mismo que él Señor sabe bien por lo que estás pasando, el está contigo, y el está aquí para caminar contigo.

Como pueblo de la resurrección, sigamos el ejemplo de Jesús. Mire las necesidades que te rodean y trate de satisfacerlas. Ofrezca a otros que a veces están asustados, confundidos y preocupados esos tres preciosos regalos que Jesús dio a los primeros discípulos en el Cenáculo. Paz, Presencia y Comprensión.

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